Adios al Tola
Qué será de Piriápolis, y de nosotros, ahora que se nos murió El Tola. Fue uno de los mejores, El Tola Invernizzi. Yo me había hecho a la idea de que El Tola era inmortal. No por viejo, sino por verlo tan enamorado de la vida como para no dejarla nunca. Y a ella la tenía seducida, como a todo el mundo. Hablando bajo, dulce, como disculpándose de ser tan grande. Uno pasaba un rato charlando con El Tola, oyendo al Tola, y se iba mejor, más bueno. Maestro, sin querer queriendo. Daba ganas. Defensor de la justicia y de la belleza, fue uno de los hombres más importantes que tuvo este país. Así nomás.
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