Crítica de cine:
"Relaciones imposibles"
Hemos visto la producción independiente "Dile que no estoy", cuyo título debidamente traducido debió ser "Andá y fijate quién es". Se trata de un film menor, lo que lo hace inimputable frente a la ley. El director se enamora de la cámara, a tal punto que le escribe poemas y se la lleva a la cama en complicidad con el iluminador que le tira un par de focos de baja intensidad, en una escena que si bien intenta mostrar los entretelones de la filmación, no se acerca en nada a "Entre los olivos", belleza iraní que se da el lujo de repetir la repetición de la filmación de escenas, con una maestría solo comparable a la registrada por Carlos Gardel cantando "Mano a mano". La película "Dile que no estoy" está filmada con el sistema denominado "cámara en el hombro", cosa que permite darle a las imágenes un permanente temblor y desencuadre propio de un tipo que se cansa de andar cargando semejante aparato. Creemos que después de haberse inventado el carrito y la grúa, andar con la cámara al hombro es una muestra insufrible de la crisis porque están atravesando algunos productores que quizá debieran dedicarse a producir otras cosas, como ser cuadernos de doble raya o garbanzos en remojo. El tema, trillado hasta el cansancio, propone el desencuentro de una pareja formada por un alemán que conduce un tanque de la Segunda Guerra Mundial por una autopista de Luxemburgo, y la cajera de un supermercado del balneario uruguayo Las Toscas.. Ella lleva una vida rutinaria y escucha a "Los fatales", en tanto él, en Luxemburgo, trata de estacionar el tanque para visitar un museo de arte moderno. La distancia, la inexistente posibilidad de que alguno de los dos viaje, la falta de amigos comunes, el total desconocimiento que tiene ella de Luxemburgo y él de Las Toscas, todo ello, da lugar a un desencuentro totalmente inevitable que el libretista, inútilmente, trata de dramatizar. Una perdida de tiempo, agravada por un acomodador que se sentaba junto al espectador con bolsita y le comía el pop acaramelado. Esperemos que no se haga costumbre.
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