"Desagravio a la locura".
Por Horacio Buscaglia.
CASO PINOCHET Loco fue Cristóbal Colón, que cuando las serpientes marinas, los abismos abiertos en el horizonte y las chatas mentes de los consejeros le negaron que el mundo fuera redondo, igual se lanzó al mar. "Ese hombre está loco" - gritaron a voz en cuello los arquitectos de la época, en medio de las plazas de Florencia, cuando Bruneleschi proyectó la cúpula de su catedral que hoy es una joya de la humanidad. Loco creían que estaba Einstein con su despeinada melena cuando se atrevió a imaginar un mundo inimaginable. Loco (todavía hay gente que cree eso) estaba Eduardo Mateo, cuando mendigaba para comer y reinventaba la música uruguaya. Loco de atar estaba Lumiere cuando mostró a la gente saliendo de una fábrica como gente que sale de una fábrica e inventó el cine. Y más loco estuvo Godard que muchos años después quiso cambiarlo y lo logró. Loco. Loco de amor y de vida estuvo el Ché. Siempre lo estuvo, y particularmente cuando dijo - dicen - : "Cuando lo maravilloso se hace cotidiano, hay una revolución." Loquísimo fue Galileo Galilei, que demostró que la tierra giraba alrededor del sol y lo dijo de manera que hasta los más pobres lo entendieran. Loco quedó Garrincha por llevar tanta poesía enredada en sus pies. ¿Y Van Gohg? Amarillamente loco se adueñó de los girasoles. Y muy loco estaba Lautreamont. Loco y bello como el encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección. Locos Dalí, Alfonsina, Violeta Parra, Picasso, Marx, Lennon, Delmira, Sandino, Copérnico, Fidel, Zitarrosa y todos los que todavía hoy son capaces de soñar. Y de comprometerse a llevar a cabo sus sueños. Eso es locura, lo demás, es basura jurídica para salvar a un viejo fascista. Horacio Buscalgia. Diario "La República" de Montevideo
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