Crítica de Cine:
Erotismo frustrado
Hemos visto la película "Una hoja en el cuaderno", cuyo título debidamente traducido al español debió ser "El que tiró los dados que los vaya a buscar". Tal como acostumbra el cine tailandés, el director logra un atractivo planteamiento mediante el juego de planos y medios planos que incluyen distintas zonas de la capital. El guionista, al que recordamos en excelentes trabajos tales como "La espalda está muy atrás", y aquella joyita que fue "La Gladys se fue de nuevo", basa su argumento en un matrimonio con un hijo mayor, cuyo problema es ser hijo único, lo que lo convierte también en hijo menor. Esta dualidad se refleja en su comportamiento pendular, a tal punto que se colgará de un árbol con el fondo musical del "Vals de minuto". La mujer, que considera haber perdido dos hijos por haber tenido uno sólo, se convierte en colombófila, en tanto el marido frecuenta reuniones sociales donde conoce a un criador de galgos perezosos, que se hace pasar por un espía venezolano. La escena de la fuga de los galgos, como era de esperar, se hace lenta, morosa, y en ningún momento nos recuerda la estampida de búfalos de "Danza con lobos". No obstante mantiene el interés, pero decae en la prolongada escena erótica que se desarrolla en el interior de un tanque de la Segunda Guerra Mundial, cuya estrechez atenta contra el desplazamiento de las cámaras. Notable la suelta de palomas mensajeras que no logran orientarse, en un claro alegato contra una sociedad de consumo donde el tránsito es cada día más peligroso. Lamentable, una vez más, la actitud de acomodador del cine, que a la salida reclamaba el programa para repartirlo en la función siguiente. Esperemos que no se haga costumbre.
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